Descienden al mundo físico después
de mucho tiempo en el mundo astral y mental,
pues las frecuencias que se mueven en este mundo
les produce mucho sufrimiento. Cuando lo hacen,
están entre nosotros alrededor de 100 años.
Trabajan en lo que se llama composición
cromática, que es darle color a todo lo que
existe. Sabemos que todo es energía. La energía
tiene color, sonido y vibración. Por lo tanto,
todo tiene color; la velocidad de nuestros ojos
nos impiden verlo, pero eso no significa que no
exista. Cada color, por ejemplo de una flor,
significa una experiencia, una vibración que ese
ser debe vivir; cuando alteramos su tono estamos
perturbando su crecimiento, obligando a nacer
nuevamente a ese ser en la tierra, hasta que
viva el color que le corresponde. Colaboran con
el hombre trabajando sobre sus proyecciones
mentales, controlan los elementos como fuego,
aire y agua. Elaboran sus cuerpos, según su
evolución, no pudiendo ser más hermosos que lo
que les corresponde. Forman parejas, en las que
se intercambian Poder. Son una expresión de esa
frecuencia, por lo tanto para ellas el Poder es
todo: alimento, recreación, amor. Dar y recibir
Poder es la razón principal de su existir.
Cuando forman una pareja que no les da el Poder
que necesitan, sin rencores, ni peleas, siguen
cada cual su camino. Después que pasaron ese
período de 100 años entre nosotros en diversas
actividades, retornan al plano astral donde se
preparan par manejar un elemento en forma
específica.
El reino de las hadas y duendes se
divide en cuatro
grupos.
· Espíritus de la
tierra: Duendes,
Gnomos y Trolls
· Espíritus del
agua: Ninfas y
Duendes del Agua.
· Espíritus del
fuego:
Salamandras.
· Espíritus del
aire:
Sílfides.
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